lunes, 21 de julio de 2008
Partirte la cabeza
Metáfora tomada al pie de la letra
Era el libro perfecto, según se le escuchaba decir, aquel que fundamentaba su encanto en la simpleza de sus palabras. Era leerlo y dejarse llevar por los rincones de las tantas veces reprimida imaginación, los mismos espacios que no lograban comprender como aquel podía haber sido escrito, como lo podía haber parido, tan vago escritor. Pero el libro tenía algo que lo hacía único, especial. Es que muy pocos eran capaces de “partirte la cabeza”. O quizá el único. Porque así fue ese día en el que él se acercó hasta la repisa donde descansaban entre otros Cortázar, Sábato y Walsh, con la intención de agarrarlo para una nueva lectura. Pero fue la mala postura que había tomado sobre la silla de mimbre, en la que se encontraba parado, la que provocó que al tomarlo, y sin posibilidad alguna de esquivarlo, éste se le viniese sobre su cabeza y muy rápidamente una gota de sangre, y tan sólo una, se le escapara por detrás de su oreja izquierda.
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6 comentarios:
el libro será recordado toda la vida, un besito
Eso sí que es literal...
De seguro aquel libro quedará grabado en la cabeza por largo tiempo, claro está, a menos que el golpe produzca amnesia.
Un beso Ramiro.
jajaja me enganché y la vuelta de rosca me atrapó, ¡muy bueno!
Me gustó
Saludos
Muy bien planteado jaja, aunque en este caso supongo que no querrá que se repita :P
Bueno, posiblemente solo cause un dolor de cabeza pero eso con una aspirina se supera. En cambio leer un buen libro es un placer enorme.
Un beso,
Raquel
Atrapante planteo.
Saludos!
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